.
"No tiene entidad, no está, ni muerto ni vivo..."
.
Un rancio eructo videlista
En “Soy Nora Morales de Cortiñas”, tomo II de “Historia de las Mujeres en la Argentina”, Buenos Aires, Editorial Siglo XX, 2000, Nora Cortiñas traza una semblanza de su vida y de su lucha para recuperar a su hijo Gustavo, secuestrado por la dictadura. Para referirse a él, y a los demás en su misma situación, utiliza diez veces la palabra “desaparecido”, y solo dos veces “secuestrado”. Llega casi a repetir a Videla: “Nuestros hijos no están muertos. Están desaparecidos”, dice.
Si ella, Madre de Plaza de Mayo, y a treinta y cinco años de su tragedia, sigue haciéndose eco de la mentira pergeñada por los genocidas, podemos calcular el éxito ideológico masivo que significó para los militares y sus cómplices civiles imponer el uso de una palabra que le dio la sociedad el pretexto para hacerse la estúpida acerca de los crímenes que se cometían a su alrededor.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario